Un rebaño de ovejas

Sandra se estiraba perezosamente en su cama mientras su madre intentaba, sin demasiados resultados, despertarla. Finalmente, tras varios intentos,  se levantó de un salto cuando recordó que tenía que ir a ayudar a su abuelo. Se vistió apresuradamente y corrió en dirección a las montañas que tenía justo enfrente de casa.

En pocos minutos se lo encontró en el centro de un pequeño claro, rodeado de ovejas.

– Abuelo, perdón por el retraso, es que me… – Gritaba desde lejos.

– Sandra, no grites; acabas de asustar a Manuela.

– ¿Manuela? – dijo, mirando en todas direcciones. Sus dudas se disiparon cuando vio que su abuelo señalaba a una oveja que se había alejado de ella. – Nunca he entendido como puedes distinguirlas, si son todas iguales…

– Ven aquí, Sandra. – Al decir esto, se sentó sobre un tronco caído y le invitó a sentarse junto a él, como tantas otras veces habían hecho cuando era pequeña. Inmediatamente, Sandra supo que iba a relatarle algo importante, por lo que permaneció a su lado y escuchó con atención lo que tenía que decirle su sabio abuelo – Injustamente, desde siempre, han tachado a mi rebaño como homogéneo, he oído decir cientos de veces que “son todas iguales” y que no se pueden distinguir. Debo decir, para defenderme, pequeña mozuela, que sólo aquellos que tan sólo ven al rebaño dirán que son todas iguales. Me explico. Aquellos que solo vean una mancha blanca que camina y pasea por los prados, no será capaz de distinguir, de saber ni de conocer quien es quien. Fíjate, pequeña, ves aquella oveja, ¿la que está junto a aquél árbol? Tiene un mancha negra en el lomo, le encanta corretear tras Poncho, mi fiel perro pastor, y por eso la he llamado Poncha. ¿Ves aquélla otra? Sí, aquella que pasea tan alejada del resto. En la pata derecha tiene una cicatriz de cuando le atacó un animal salvaje, es muy solitaria, siempre se separa del resto; la he llamado Sol. Cada una tiene una historia, unas características físicas y un carácter. Todas son diferentes entre todas, todas tienen algo que le hacen diferenciarse del resto, aunque pertenezcan a un misma especie. Eso sí, son un rebaño.¿Qué quiere decir eso? Que, aunque sean individuales y únicas, todas siguen a un mismo guía. A mi. Todas son como son, pero caminan por donde yo les digo que caminen. Son originales, en cuanto que son individuales, pero no son libres dado que no pueden salirse de los esquemas que yo les marco. Solo pueden ser originales si no difieren de mis indicaciones; dado que si lo hacen, Poncho se encargará de que vuelvan al original y heterogéneo rebaño. Y, aunque parezca mentira, pasa exactamente lo mismo con la raza humana. La única diferencia es que quienes nos guían, e incluso nosotros mismos, no son capaces de vernos, de conocernos; y nos definen y nos tratan como un rebaño de ovejas; sin saber ni siquiera lo que eso quiere decir.

Taty

3 comentarios:

  1. Pili dijo...

    Mmmm... me ha gustado mucho cómo con tan "poco" (o de manera tan sencilla) has explicado algo tan abstracto y complejo... ^^ Aquí veo talento y ORIGINALIDAD, eh? =p

  2. Anónimo dijo...

    uaaaaa taty, me ha encantado!!!!! (JUANMA)

  3. Manukant dijo...

    Impresionante *¬* Me ha encantado :D

Publicar un comentario

¡Quiero opinar, quiero opinar!